Se despertó y tímidamente abrió los ojos, su cabeza confundida por la noche de fiesta con las chcas. Cerró nuevamente los ojos acostándose boca abajo y acurrucándose con la almohada. Intentaba dormir nuevamente.
Acaricié su espalda y sus brazos con ternura mientras continuaba escondida debajo de la almhoada. Apreté sus muñecas y me acerqué a su oreja "Estabas cachonda en la noche cuando salias con tus amigos. Tuve que masturbarme esperando tu llegada".
Ella me miró a los ojos y me dijo "Lo lamento mi señor". Retiré con fuerza el edredón y de dí un fuerte azotón en su trasero. Lloró con picardia y le pegué de nuevo. "Así será" le dije gruñiendo siniestramente.
Ella levantó las cejas y yo regresé ese jesto con una sonrisa juguetona. A pesar de mi comportamiento sabía perfectamente que estaba bromeando: me agrada que salga y se divierta con sus amigos. Pero también sabía lo que ambos necesitabamos esa mañana.
Tomé una pieza de seda y le amarré las muñecas sujetándola al poste de la cama sobre su cabeza. No tuvo escapatoria pero le permití que adoptara la posición más placentera para ella.
Ella gimió ante la emoción de estar atada y la deliciosa anticipación de lo que estaba por venir. La puse boca arriba y me arrodillé sobre ella rodeando su cintura. "Extrañe tus hermosas tetas" Me quejé sonriendo.
Aterricé una lluvia fuerte de bofetadas y pellizcos sobre la tierna carne de sus pechos y cerré mis dedos alrededor de sus pezones atrayéndolos a mí. Una mezcla embragante de placer y dolor. Mientras ella se mordía los labios, mis dedos comenzaron a retorcerse, aumentando la intensidad del dolor. Ella gritó.
"Extrañé tu cálida boca babosa en mi tronco", continué. Me posicioné más alto "Abre de par en par, pequeña". Ella obedeció y metí mi tronco en su boca. Entrelacé mis dedos en su cabello y poder controlar su cabeza.
Moviendo su cabeza adelante y atrás mientras ella chupaba mi tronco. "Extrañé sentir tus arcadas cuando entro en tu gargante" Mis palabras probocaron una descarga de deseo entre sus piernas y sus caderas se sacudieron con anhelo.
"Dí Ahhhh, pequeña" Ella obedeció la acción de abrir su garganta para mí. Empujé más profundo y me masturvé mientras ella comenzaba a sentir arcadas y ahogarse con mi tamaño.
Mientras ella luchaba, solté su cabeza con finura sacando mi tronco de su boca y se lo unté cubriéndo con su baba y mi líquido seminal. "Eres una zorra muy buena" Elogié con adoración y ella comenzo a monstrar síntomas lascivos con necesidad de más.
"Gracias mi señor", murmuró sin aliento y yo asentí bajando la mirada recorriendo cada una de sus curvas. Metí mi mano entre sus piernas presionando su clítoris de forma provocativa. "¿Lo necesitas pequeña?" Ella asintió "Usa tus palabras ¿Para qué estás necesitada?" Humillada por tener que preguntar dijo "Quiero su tronco dentro de mi coño, por favor mi señor".
Ya habíamos jugado este juego antes y, dado a su deseo de tenerme dentro de ella, sabía que debía ser precisa y recordar sus modales. Continué frotando su clítoris y ella comenzó a retorcerse contra las sábanas. "Por favor" gimió de nuevo "Entonces eso tendrás" Ella sonrió.
"Pero por supuesto que no tendrás orgasmos, ya que esto es un castigo por tener que masurbarme el tronco". Ella gruñió y se ganó un golpe en la parte interna de los muslos. Me posicioné forzando sus muslos a abrirse más y empué hacia adelante. Podía sentir la presión de su coño en mí tronco.
"Dime que se te antoja" ordené. Ella puso sus ojos en blanco de frustración odiando tener que decirlo. Esa accón me hizo escupirla. "Dime" gruñí. "Quiero sentir tu grueso tronco en mi coño", susurró y esas palabras encendieron más mi excitación empujando fuerte y profundo.
Ella gritó ante esa sensación agarrándo las sábanas mientras intentaba controlar su orgasmo y me mordió el hombro mientras yo la golpeaba. Justo cuando me percaté que estaba a punto de perder el contról, me retiré. Aulló de frustración.
"Anoche me perdí de un hoyo más estrecho", me reí. Cerré mis manos alrededor de su cadera y le dí la vuelta. Ella se rió y gimió: se notaba que el miedo y la emoción le recorrían. Ella sabía que el principio dolería pero también que instantes después se sentiría maravilloso.
Su desesperación por mí se sentía y retiré las ataduras del poste de la cama, tomé sus nalgas y las separé. "Dios, te ves apretada pequeña" Ella gimió de aprensión y me dijo "¿Va a doler mi señor?" Me reí de su comentario "Si. Y sabes que prefiero no usar lubricante, de esa forma siento que tu tensión tira de mi prepucio hacia atras. Y hoy todo se trata de mí".
Empujé contra su abertura. La cabeza de mi tronco la obligó a abrir las piernas y gimió. Me tomé mi tiempo, empujando de forma gradual centímetro a centímetro. Ella gritó al estirarla mi espesor. Una tormenta de insultos salieron por su boca e instantes depués... estaba copletamente dentro de ella.
Esperé hasta que sus gruñidos se convirtieran en suaves ronroneos y después comencé a empujar. Gimió ante la exquisita sensación de plenitud y comencé a usarla adecuadamente a mi placer. La habitación se llenó de mís gruñidos que se volvían cada vez más animales hasta que exploté dentro de ella y mi espeso semen bombeó dentro de ella.
Sé que le encanta sentirme dentro de ella, pero también estaba desesperada. Miró hacia atrás por encima de su hombro mi visión del dulce éxtasis en mi rostro pero no pudo evitar suplicar su orgasmo. Me limité con negarle con la cabeza y salí con suabidad de ella, "Quédate justamente como estás".
Ella obedeció mi órden pero sus ojos me seguían observando un hermoso plug anal de metal. Acaricié la parte interna de su muslo con una mano mientras con la otra empujaba el plug dentro de ella.
Con un tirón firme liberé sus manos de la seda y ella hizo un puchero. "Ahora necesito ducharme. Más tarde te quitaré el plug y, si has sido buena chica, haré que te corras". Ella gruñó golpenando con el pie y se puso de mal humor. Sabía que su día sería un torbellino de necesidad sexual. El plug sería su recordatório constante de su excitación y de mi semen dentro de ella. Cada uno de sus movimientos la hará más desesperada.
Asomé la cabeza desde la ducha. "Solo recuerda, anoche tuve que masturbar mi tronco".