La despertó con un beso, sacándola de un sueño profundo lleno de sueños salvajes de negación, castigo y sobreestimulación.
Mientras su mente regresaba al mundo real, ella recordó las actividades de los últimos días y su cuerpo sentía deliciosamente por todo lo que había pasado.
Otro beso aterrizó en sus labios. "Te traje el desayuno a la cama" el comentó.
Una ola de adoración surgió dentro de ella "Gracias Señor."
El le entregó un vaso frío y ella tomó un sorbo del jugo de manzana recién exprimido, disfrutando la acidez en su lengua. Luego se recostó y relajó los músculos extasiados.
“Necesitamos esperar un momento a que se enfríe el café”, comentó. "Pero tal vez mientras esperamos..."
Se acercó al plato de frutas y seleccionó algunas fresas en rodajas. Colocó uno justo debajo de su garganta, uno entre sus senos, dos en su estómago y uno justo encima de su vagina.
"Creo que esta podría ser una buena manera de ocuparnos mientras el café se enfría..."
Llevó su boca al cuello de ella y comenzó a besar su piel y mordisquear la fresa. Ella se rió suavemente ante las deliciosas sensaciones. Lentamente se abrió camino por su cuerpo, hasta que su boca encontró el camino más allá de la última fresa y pasó a otras delicias. Fue solo el comienzo de un día de increíble placer y disfrute mutuo.
¡Incluso logrando abstenerse del dessyuno!