Caímos en picado
de la gracia del dios
por querer ser más,
por no ser aquellos
que su designio pidió.
Y somos eternos
en disputa con él,
quién ahora nos enfrenta
diciéndose amor.
Un amor de falacias,
un amor de conveniencia,
un amor de falsedad,
un escenario donde somos la maldad.
Habitamos en lo oscuro
pero también en la luz.
Usamos las máscaras dadas,
usamos el temor.
Ésas son las armas
que la humanidad nos dió.
Existimos desde el principio
y seguiremos hasta el final,
pues somos inmortales
desde la concepción.
Y le guste o no al padre,
somos la parte de él,
que siempre negó.