En los susurros del viento
y el canto del mar,
en cada estrella que brilla sin cesar,
ahí estás tú,
mi dulce abuelita,
con tu sonrisa eterna,
tan infinita.
Tus manos arrugadas,
historia y amor,
nos dieron fuerza,
nos dieron valor.
Hoy te veo luchar,
y el corazón duele,
porque tu dolor,
en mi alma se siente.
Quisiera ser el viento que acaricia tu piel,
y llevarme contigo todo lo cruel.
Quisiera ser la calma que te envuelve en paz,
para que no sufras,
y descanses en paz.
Recuerdo tus cuentos,
tus risas, tu luz,
la bondad en tus ojos,
el amor sin cruz.
Aunque la distancia del tiempo nos separe,
en mi corazón,
siempre serás mi hogar,
mi madre.
Mi abuelita querida,
es hora de descansar,
dejar que tu alma libre pueda volar.
Tu legado en mi vida,
siempre brillará,
y en cada paso,
tu amor me guiará.