“No busques al culpable. Busca la solución”. Henry Ford. Fundador de Ford Motor Company.
El conflicto es inevitable dentro de un equipo. Trátalo con naturalidad y resuélvelo de forma inmediata para que no afecte negativamente a la motivación y a la sinergia de tu equipo. Un conflicto sin resolver tiende a crecer y puede acabar provocando serios problemas en el equipo.
La existencia del conflicto en el equipo es necesaria y es, incluso, positiva (si se resuelven adecuadamente): ayuda a la mejora del equipo, refuerza la comunicación y mejora la relación.
La ausencia de conflictos provoca inercia. La falta de confrontación reduce la generación de alternativas, incrementa la complacencia y con ello, propicia la disminución de la eficiencia y de la competitividad.
La presencia excesiva de conflictos distrae al equipo, afecta negativamente a la motivación y erosiona la
colaboración y la cooperación.
En esta lección intentaremos darte algunas de las claves para ayudarte a afrontar los conflictos en tu equipo.
Minimizar las fuentes de conflicto
Responsabilidades confusas: asegúrate de que los roles y responsabilidades están claramente definidos.
Incompatibilidad de objetivos: intenta que los objetivos a largo, medio y corto plazo sean compatibles. Alinea los
objetivos del equipo con los objetivos personales.
Expectativas: gestiona con mucho cuidado las expectativas. Evita generar expectativas irreales. No prometas cosas que no puedes cumplir.
Errores de comunicación: asegura que tu equipo cuenta con las vías y mecanismos de comunicación necesarios para evitar malos entendidos.
Estrés: el exceso de presión, la tensión, el mal ambiente o los deadlines excesivamente ambiciosos pueden provocar niveles de estrés mantenidos que acaban generando conflictos evitables.
Relaciones personales: los comportamientos, las actitudes y las interacciones son fuente frecuente de conflictos. Una de las maneras de minimizar esta fuente de conflictos es la elaboración de unas normas de equipo. Ver lección sobre definición de normas.
Competitividad interna: intenta evitar la competitividad dentro del equipo. Consigue que todos sientan que contribuyen a algo más grande que ellos mismos. Crea espíritu de equipo. Fomenta la colaboración. Define objetivos compartidos. Alinea los objetivos del equipo con los objetivos personales.
Competencia por recursos: distribuye los recursos de forma justa. Explica claramente desde el principio cómo se va a realizar esa distribución. Intenta que el equipo participe en la distribución de los mismos.
Enfrenta el conflicto de forma natural e inmediata
“Siempre que tienes un conflicto con alguien, hay un factor que hace la diferencia entre que se dañe la relación o se mejore. Ese factor es la actitud”. William James. Psicólogo.
Tanto si estás directamente implicado en el conflicto como si tienes que mediar entre dos personas de tu equipo, sigue las siguientes recomendaciones:
Trata el conflicto de forma inmediata: debes enfrentar los conflictos en cuanto surjan.
Trata el conflicto como algo totalmente natural: las partes deben entender que el conflicto forma parte inherente del trabajo en equipo y de la convivencia.
Descubre toda la información: quieres entender perfectamente cuáles son las preocupaciones, los intereses y las necesidad de las partes. Siempre, antes de nada, debes escuchar a todas las partes y sus distintas versiones. Antes siquiera de empezar a pensar en propuestas, primero debes entender las necesidades de cada uno (las propuestas deben resolver esas necesidades). Puedes ver la lección Comunica.
Construye confianza: desde el principio tiene que quedar clara la voluntad de las partes por resolver el conflicto y de hacerlo resolviendo los intereses y las necesidades de ambos. Seremos duros con el problema y blandos con la persona.
Sé positivo: transmite la idea inequívoca de que es posible encontrar una solución y que esa solución hará al equipo mejor. Los conflictos son naturales y todos tienen una solución.
No busques culpables: concéntrate en buscar soluciones y no culpables.
Nadie tiene la razón: evita siempre la discusión de quién tiene o no tiene la razón. Siempre hay tres realidades: mi realidad, tu realidad y la realidad. Lo importante es concentrarse en la solución y no en el problema.
Construye a partir de lo que une: empieza la negociación hablando de aquellas cosas en las que sí están de acuerdo las partes. Por lo general son mayoría. Muchas veces cometemos el error de empezar hablando de los temas que nos separan (los menos) y no desde los puntos en los que estamos de acuerdo (que son la mayoría).
No defiendas posiciones: lo importante no son las opiniones, las ideas o las posiciones que defiende cada parte.
Lo importante es que existe un problema y unos intereses que deben ser satisfechos. Lo importante no es cómo se satisfacen sino que queden satisfechos para las dos partes.
Trabajad como equipo: también para pensar y crear una solución que resuelva el conflicto debes trabajar como el equipo que son. Plantea el conflicto como un nuevo reto para el que hay que encontrar una solución.
Pensar de forma creativa: las nuevas formas, las soluciones originales, las propuestas no tradicionales son casi siempre la solución a los problemas más complicados.
Piensa siempre en el largo plazo: las dos partes deben sentir que la solución es justa. A ninguno le interesa ganar a costa del otro porque eso dañará la relación a largo plazo. Nunca debes olvidar que son compañeros de equipo y que deben seguir trabajando juntos una vez se resuelva este conflicto.
“Hacen falta dos para empezar una pelea y sólo uno para terminarla”. Proverbio español.
Garantiza el compromiso con la solución
Una vez que se identifique una solución o se llegue a un acuerdo, tienes que exigir el compromiso de las partes con la solución. Asegúrate de que se cumple este compromiso porque de no hacerse, se pondrá en riesgo cualquier negociación para resolver conflictos futuros.
Haz seguimiento y evalúa la resolución definitiva del problema.
Continuara...