La vida, las personas, las situaciones .... Nada es tal y como quisiéramos, siempre hay factores y decisiones propias y/o ajenas que pueden marcar un rumbo distinto o un ligero cambio de plan. Lo que genera muchas veces que no sepamos cómo reaccionar o que decir. Y las más de ésas ocasiones, genera aún más situaciones.
Se vuelve una bolita de nieve que, si no aprendemos controlar; se transforma en una avalancha. Y las consecuencias llegan a afectar más que la misma razón que inicio todo. Aprender que hay cosas que no dependen de nosotros, ni decisiones o acciones de otras personas no son responsabilidad más que de ell@s nos otorga la tranquilidad de tomar con fluidez cada situación. Lo difícil es aprender a hacerlo, a dejar que las cosas que no dependen de nosotros tomen su propio camino. Nos cargamos de ésa vibra que generamos debido a la frustración, el enojo, el miedo, el rencor ... Malas vibras, malas energías.
Y nos rodeamos de ellas, nos dejamos envolver aún sin darnos cuenta. Lo que nos acarrea un nivel energético que traducido nos pone depresivos, irritables, sin ánimo, con insomnio y se hace una cadena que va de la mano con ésa avalancha antes mencionada.
A veces, simplemente debemos dejar que todo fluya, que tome su ritmo, que las ondas de energía que creamos sean positivas y se expandan. No es tan difícil aunque a veces lo parezca. Sonríe y a partir de ahí, sonreír ante lo que viene de afuera será más sencillo. Recuerda que venimos a aprender a a ser felices. Entonces, hagámoslo.
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