
Tomarte en brazos
comiéndote a besos,
ahí donde empieza
mi camino a tu cielo.
Morderte sin tiento,
anulando los miedos,
recorrer tus planicies,
tus valles y montes.
Lamiendo la sal
que adorna tu cuerpo.
Entrar en tu cielo,
derramando tu miel.
Llenando mi boca
del sabor de tus labios.
Domar tus pasiones y
alcanzar tu cénit.
Ahí donde arde
la brasa de mi morbo,
donde sin decoro
se implora al deseo.
Tus piernas anudadas
al vaivén de mi cintura,
mis manos aferradas
a tu cáliz, que es mi locura.
Y con total envergadura
implotar nuestras galaxias
en fuertes embestidas.
Llévame cariño,
llévame a tu cielo,
ahí donde arde
el calor de tu infierno.
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